lunes, 7 de marzo de 2011

14.



Hace unas semanas entable una de las típicas conversaciones que tanto nos hacen añorar. El “yo haría..”, tantas cosas. Nada más llegar a casa pensé que hay mil y una experiencias que mi piel no ha sentido, y que espera en un silencio tranquilo. Así que en una posesión de atrevimiento por parte de mi cuerpo, me decidí a hacer un viaje en ala delta.
Hoy ha sido el gran día. Y podría resumirla tentativa en el grandioso verbo “sentir”. Sentir el dulce cielo en los pulmones; el armonioso sol iluminando mis pupilas; y el toque final, que te recuerda un hermoso sueño, las nubes sonrojadas evaporándose en las gemas de los dedos. Bajo mi cuerpo la imagen de la madre tierra en toda su esplendor, junto al intrépido mar, conjugándose a la perfección para aclarar todas las reflexiones que me invadían la mente. Pero no solo pude utilizar los sentidos de la vista y el tacto, sino que mis oídos se sumergieron en la melodía más maravillosa del universo, la del ruiseñor, que en cada nota que emitía era capaz de superar los mejores años de Amadeus Mozart.


Observa los problemas desde el mejor punto de vista.

No hay comentarios: